A la mayor parte de las personas que nacieron y crecieron antes de la era del internet pudieron conocer un solo sistema, un sistema oficial donde todo, absolutamente todo parecía que funcionaba a la perfección.
Ese mundo serio y formal donde se respetaban las jerarquías sociales se basaba en la dualidad del bien y del mal. La palabra Bien, o bueno el sistema lo definía de la siguiente forma Buena persona es todo aquel ser que acata sin cuestionar las reglas del sistema. Mala persona es todo aquel ser que cuestiona la realidad arbitraria que vive.
Así este sistema se basaba en dos emociones humanas la primera de ellas el miedo y la segunda la culpa. Desde pequeños se nos imponían una serie de reglas que se nos decía fueron enviadas por Dios mismo para que todos los humanos las acaten.
Ese mundo serio y formal donde se respetaban las jerarquías sociales se basaba en la dualidad del bien y del mal. La palabra Bien, o bueno el sistema lo definía de la siguiente forma Buena persona es todo aquel ser que acata sin cuestionar las reglas del sistema. Mala persona es todo aquel ser que cuestiona la realidad arbitraria que vive.
Así este sistema se basaba en dos emociones humanas la primera de ellas el miedo y la segunda la culpa. Desde pequeños se nos imponían una serie de reglas que se nos decía fueron enviadas por Dios mismo para que todos los humanos las acaten.
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